Mientras la presidenta Dilma Roussef apuesta que la gratitud de los brasileños por un decenio de progreso podrá más que sus temores ante un escenario económico incierto, su contendor Aecio Neves asegura que de ganar las elecciones presidenciales mantendrá todos los programas sociales.
Ambos llegan casi empatados al final de una campaña enconada y llena de altibajos.
Los que apoyan a Rousseff afirman que sólo ella continuaría con los compromisos sociales que beneficiaron a los pobres. Los seguidores del adversario Aecio Neves, quien unió a la oposición, dicen que solo un cambio profundo puede reactivar la economía, aunque sin olvidar los programas sociales que ayudan a los más pobres.
"Nos esforzamos tanto para mejorar la vida de las personas que no vamos a dejar que nada en este mundo, ni la crisis, ni el pesimismo les quite lo que conquistaron", dijo Rousseff antes de votar en la ciudad de Porto Alegre.
Mientras tanto, Neves dijo sentirse confiado de que él será elegido tras votar en su ciudad natal de Belo Horizonte, donde también nació Rousseff.
"Me veo en muchas mejores condiciones que ella. Vamos a demostrar que mantendremos los programas sociales, que vamos a cumplir todos los compromisos que asumimos", dijo Neves.
Una encuesta daba leve ventaja a Rousseff sobre su oponente de centroderecha Aecio Neves, pero otra los mostraba empatados.
La contienda es la más candente desde el retorno de la democracia a Brasil después de la dictadura militar en 1985.
Un accidente aéreo lanzó a una adversaria de Rousseff por momentos al primer lugar en sondeos y los resultados de la primera ronda de Neves, senador y ex gobernador del estado de Minas Gerais, sorprendieron y unificaron a la oposición.
La división entre los dos candidatos fue clara en las últimas tres semanas de la campaña. Analistas dicen que los brasileños sienten que la elección presenta un dilema de escoger darle continuidad a programas de inclusión social con Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), o abrir paso a un nuevo proyecto macroeconómico favorable al mercado para alentar el crecimiento con Neves, del Partido de la Social Democracia.
Durante la última década, el PT encabezó una profunda transformación en Brasil al ampliar programas de bienestar social que ayudaron a sacar a 40 millones de personas a escalar de la pobreza a la clase media.
En los últimos cuatro años, bajo el gobierno de Rousseff, el país padeció un crecimiento económico débil y entró en recesión. El escenario incierto siembra preocupaciones sobre si la era de prosperidad en Brasil llegó a su fin.
"Hay dos sentimientos básicos que compiten en esta elección. Uno de ellos es la inclusión social y la protección que forma la base de lo que es el PT y la campaña de reelección de Dilma", señaló Carlos Pereira, un analista político de la Fundación Getúlio Vargas. "El país está dividido en dos, con la mitad queriendo inclusión social y la otra mitad creyendo que la estabilidad macroeconómica es lo más importantes".
Las campañas de Rousseff y Neves lanzaron ataques ofensivos en las últimas semanas que mostraban esta división entre los únicos partidos que han ocupado la presidencia desde 1995.
Neves ataca a Rousseff por un escándalo de corrupción dentro de la petrolera paraestatal Petrobras donde un ex ejecutivo involucrado testificó que el PT recibió dinero por sobornos. Rousseff niega haber conocido del esquema y repitió constantemente a los brasileños que votar por Neves sería un "retroceso" a la era en que Brasil registraba altos índices de inflación y desempleo.
Karla Brandao, una enfermera de 47 años, dijo que votó por Rousseff porque sintió su vida mejorar en la última década desde que Luiz Inacio Lula da Silva, predecesor de Rousseff, colocó al Partido de los Trabajadores en el poder.
"Tenía muchos problemas en mi vida y el gobierno de Lula me echó la mano", dijo Brandao, al referirse a programas sociales como Bolsa Familia, que entrega pagos mensuales un programa en efectivo a las familias más pobres de Brasil. "Dilma continuó con las políticas de Lula y eso es suficiente para mi".
En Sao Paulo, un bastión del partido de la oposición, la gente caminaba a las casillas para votar, muchos con adhesivos de Neves en sus camisetas. Luiz Fernando Cruz dijo que votó por Neves porque sus propuestas auspiciarían un Brasil con un mejor ambiente de negocios.
"El proyecto de Aecio se acerca más a la realidad del capitalismo que Brasil tiene que aceptar", dijo Cruz, que trabaja en mercadotecnia y tiene 43 años. "Brasil progresó mucho para las personas que lo necesitan, pero es una ilusión, no es sostenible. Es todo subsidios y préstamos. Ahora estamos pagando por ello".
Las urnas cierran a las 17 (1900 GMT) en casi la mayoría del país, con excepción de algunos estados donde cerrarán hasta las 20 (2200 GMT). Ya que el sistema de votación es electrónico, el resultado final se espera para unas horas después.
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