La presidenta brasileña y candidata a la reelección, Dilma Rousseff, el socialdemócrata Aécio Neves y la ecologista Marina Silva votaron en las elecciones de hoy con la fuerte posibilidad de una segunda vuelta rondando en sus cabezas.
Los tres principales aspirantes a la presidencia del país, que a lo largo de la campaña mantuvieron durísimos debates en torno a sus propuestas, mostraron hoy una absoluta sintonía en relación a que la definición de las elecciones quedará pendiente para una segunda vuelta, prevista para el próximo día 26.
Los sondeos le atribuyen a Rousseff una intención de voto en torno al 40 %, mientras que Neves y Silva disputan el segundo lugar palmo a palmo, con un respaldo cercano al 24 %, por lo que una segunda vuelta será necesaria, si ninguno de ellos supera el 50 %.
La presidenta, clara favorita para imponerse hoy, admitió que una victoria definitiva en la primera vuelta no aparece en su horizonte.
"Trabajo con la hipótesis de las dos vueltas, pero eso sólo lo decidirán las urnas", declaró la mandataria después de votar en la escuela pública Santos Dumont, de la ciudad de Porto Alegre.
Como había declarado este sábado, después de que fueron conocidos los últimos sondeos, Rousseff reiteró que no es ella quien escoge a su adversario en esa casi segura segunda ronda.
"Quien decide es el pueblo. Sería irrespetuoso decir que prefiero a uno u otro candidato", declaró la presidenta, que vistió el color rojo del oficialista Partido de los Trabajadores (PT).
Neves, mucho más interesado que Rousseff en que el pleito llegue al 26 de octubre, declaró al votar que se siente "confiado" en pasar a una segunda vuelta y aseguró que "no será sorprendente" si así ocurre.
"Veo eso con mucha naturalidad y no parece sorprendente", dijo el candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que votó en la escuela pública Governador Milton Campos, de la ciudad de Belo Horizonte, donde tiene su principal fortín electoral.
Neves llegó al centro de votación acompañado por su esposa, Leticia Weber, y por dirigentes del PSDB, y, así como Rousseff escogió el rojo, vistió una camisa del color azul que simboliza a su partido.
Silva registró su voto en una mesa instalada en la sede del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (Incra) de la ciudad de Río Branco, capital del estado amazónico de Acre, en el que nació hace 56 años.
Llegó al centro de votación arropada por familiares y decenas de seguidores y también apostó para su blusa en el color amarillo que identifica a su candidatura.
"Estoy confiada en que estaré en la segunda vuelta, si Dios y el pueblo brasileño lo quieren", declaró Silva, casi a coro con los otros candidatos, a los que acusó de haberse "unido para atacar" sus propuestas durante la campaña.
Tras votar en Porto Alegre, Rousseff viajó hacia Brasilia, donde esperará por los resultados oficiales.
Neves lo hará en Belo Horizonte y Silva se trasladará desde la remota ciudad amazónica de Río Branco hasta Sao Paulo, donde como los otros candidatos, tiene previsto comentar el resultado de las elecciones por la noche.
Los 450.000 centros de votación instalados en el país estarán abiertos hasta las 17.00 (20.00 GMT) aunque, por los diversos husos horarios que existen en el extenso territorio brasileño, en los estados del noroeste cerrarán dos horas después.
A partir de ese momento, podrán ser divulgados sondeos a pie de urna y también, una vez que cierren las mesas en todo el país, el Tribunal Superior Electoral tiene previsto comenzar a difundir sus primeros boletines con resultados oficiales.
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