CIUDAD DEL VATICANO (AP) -- El papa Francisco dará a conocer el martes un nuevo proceso para anular los matrimonios después que él mismo -y generaciones de católicos- se quejaron de que el sistema actual es complicado, costoso y a menudo injusto.
El Vaticano indicó que el pontífice difundirá las nuevas reglas después que una comisión de abogados canónicos pasó un año estudiando los medios para simplificar el proceso, respetando el principio de la indisolubilidad del matrimonio.
La Iglesia sostiene que el casamiento es para siempre y que los católicos solo pueden volver a casarse si un tribunal eclesiástico declara inválido su matrimonio. Una anulación es un fallo de un tribunal eclesiástico según el cual el matrimonio ha tenido algún defecto inherente desde el comienzo. Los motivos varían, como por ejemplo que la pareja nunca se propuso que su matrimonio fuese duradero o que uno de los cónyuges no quiera tener hijos.
Muchos católicos se han quejado de que el proceso de anulación tarda años, si es que se consigue. El proceso puede costar cientos o hasta miles de dólares en gastos legales y de tribunales.
Francisco ha propuesto que las anulaciones sean gratuitas por considerar que todos los católicos tienen derecho a la justicia por parte de la Iglesia. Además dijo que la Iglesia debería tener en cuenta que la ignorancia de la fe también puede ser un motivo para declarar inválido un matrimonio.
Sin la anulación, los católicos divorciados que vuelven a casarse fuera de la Iglesia son considerados adúlteros que viven en pecado y se les prohíbe recibir la comunión.
Francisco citó a su predecesor como arzobispo de Buenos Aires quien dijo que la mitad de los matrimonios que se celebran son esencialmente inválidos, porque al casarse no se dan cuenta de que el matrimonio es un compromiso de por vida.
Algunas de las propuestas para agilizar el proceso han incluido la remoción de la apelación obligatoria de cada anulación concedida. Un miembro clave de la comisión de estudio, el cardenal Francesco Coccopalmerio, favorece dejar que los obispos tomen individualmente la decisión en vez de dejarla a un tribunal de tres miembros.
Muchas diócesis en el mundo en desarrollo no tienen tribunales de anulación. Estados Unidos tiene tantos que a menudo representa la mitad de todas las anulaciones matrimoniales en el mundo.
El Vaticano indicó que el pontífice difundirá las nuevas reglas después que una comisión de abogados canónicos pasó un año estudiando los medios para simplificar el proceso, respetando el principio de la indisolubilidad del matrimonio.
La Iglesia sostiene que el casamiento es para siempre y que los católicos solo pueden volver a casarse si un tribunal eclesiástico declara inválido su matrimonio. Una anulación es un fallo de un tribunal eclesiástico según el cual el matrimonio ha tenido algún defecto inherente desde el comienzo. Los motivos varían, como por ejemplo que la pareja nunca se propuso que su matrimonio fuese duradero o que uno de los cónyuges no quiera tener hijos.
Muchos católicos se han quejado de que el proceso de anulación tarda años, si es que se consigue. El proceso puede costar cientos o hasta miles de dólares en gastos legales y de tribunales.
Francisco ha propuesto que las anulaciones sean gratuitas por considerar que todos los católicos tienen derecho a la justicia por parte de la Iglesia. Además dijo que la Iglesia debería tener en cuenta que la ignorancia de la fe también puede ser un motivo para declarar inválido un matrimonio.
Sin la anulación, los católicos divorciados que vuelven a casarse fuera de la Iglesia son considerados adúlteros que viven en pecado y se les prohíbe recibir la comunión.
Francisco citó a su predecesor como arzobispo de Buenos Aires quien dijo que la mitad de los matrimonios que se celebran son esencialmente inválidos, porque al casarse no se dan cuenta de que el matrimonio es un compromiso de por vida.
Algunas de las propuestas para agilizar el proceso han incluido la remoción de la apelación obligatoria de cada anulación concedida. Un miembro clave de la comisión de estudio, el cardenal Francesco Coccopalmerio, favorece dejar que los obispos tomen individualmente la decisión en vez de dejarla a un tribunal de tres miembros.
Muchas diócesis en el mundo en desarrollo no tienen tribunales de anulación. Estados Unidos tiene tantos que a menudo representa la mitad de todas las anulaciones matrimoniales en el mundo.
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