Marcello di Finizio dijo por teléfono a The Associated Press desde donde se encontraba a bastante altura frente a la plaza de San Pedro que eligió colocarse sobre la entrada principal de la basílica porque era más visible ahí que en la cúpula, a la que escaló en las cuatro protestas anteriores.
"Estuve a gran altura en la cúpula, y lograron silenciar a la prensa y al público. Ahora estoy más visible", dijo Di Finizio.
El empresario escaló la fachada la tarde del domingo y dijo que permanecería en el borde -que está directamente arriba de la logia donde el papa Francisco impartirá esta semana la bendición de Navidad a los creyentes- hasta que las autoridades italianas acepten recibirlo.
Dijo que carecía de alimentos, agua y mantas, y tuvo que deshacerse de una mochila que tenía una pancarta cuando se dirigía hacia la fachada.
"Si alguien intenta impedir mi acción, todo terminará en tragedia", afirmó Di Finizio. "La verdad es que carezco de red de seguridad, y si me tocan o intentan asirme caeré", agregó.
Di Finizio dijo que ha comenzado a perder su negocio, una concesión de playa en la ciudad de Trieste, en el noreste, debido a las reformas emprendidas hace dos gobiernos.
Con esos cambios, las autoridades pretenden adaptar a Italia a las normas europeas y convertir ese tipo de concesiones en un sector más competitivo.
El empresario afirmó que los políticos italianos ignoraron las normas que habrían permitido a personas como él mantener sus inversiones.
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