LA HABANA-- La imposibilidad de conseguir una pieza de repuesto podría condenar al olvido a un auto viejo en muchos lugares del mundo. Pero no en Cuba.
¿A su Chevrolet 1958 se le rompió la espiral metálica del sistema de amortiguación y no hay dónde conseguirla? No se preocupe, los trenes usan parecidas. ¿Necesita un motor para su Buick 1954 y no hay cómo traer uno? Tranquilo, hay plantas eléctricas que tienen motores diésel que pueden servirle.
En Cuba, el embargo económico de Estados Unidos ha transformado a sus habitantes en algunos de los mecánicos más inventivos del mundo, que han logrado la proeza de hacer funcionar a algunos de los últimos automóviles que llegaron a Cuba de Estados Unidos: los clásicos de la década de 1950, que aún circulan por La Habana y hacen parte del paisaje de la isla.
Desde que se decretó el embargo, a Cuba no pueden entrar vehículos provenientes de Estados Unidos, entre los que se incluyen estos autos clásicos.
Pero ahora que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el presidente de Cuba, Raúl Castro anunciaron el restablecimiento de relaciones bilaterales, un hecho histórico tras cinco décadas de ruptura diplomática y hostilidades, algunos cubanos tienen la esperanza que se levante el embargo y, con él, se abra el comercio de repuestos de vehículos que han sido imposibles de conseguir.
Los cubanos han logrado mantener en pie estos vehículos con piezas que fueron ideadas originalmente para otras máquinas y concebidas para otros usos. Las que no consiguen adaptar las fabrican de manera artesanal, lo cual también ha elevado el riesgo de accidentes al tener, por ejemplo, motores potentes en viejas carrocerías que carecen de bolsas de aire, cinturones de seguridad, o apoya cabezas.
"Cuando no hay material uno tiene que estar inventando," dijo un mecánico que aceptó contar a The Associated Press algunos de sus secretos con la condición de no identificarlo, porque dice que podría enfrentar sanciones.
El sistema de amortiguación es uno de los más complicados de reparar sencillamente porque no hay repuestos. Pero eso no es obstáculo para este hombre, quien, por ejemplo, dice que si necesita una espiral metálica lo consigue de la chatarra de los trenes, que usan unas parecidas y son muy resistentes al peso, lo cual los hace ideales para los autos clásicos.
Las espirales metálicas de los trenes son más pequeñas, pero eso tampoco es un problema porque lo único que tiene que hacer es ponerlas en una prensadora manual para estirarla hasta la medida necesaria. Luego las pinta y listo.
"Todo siempre lo arreglamos, siempre", dijo orgulloso. "Pero hay cosas que no se pueden decir porque te complica... van a decir que estamos desarmando los trenes y no", agregó sobre por qué no quiso ser identificado.
¿Y si necesita algunas gomas para colocar entre ciertas piezas? En su taller tiene pedazos de llanta que en un torno artesanal puede transformarlos en cualquier figura que necesite.
Pero la reconciliación entre Estados Unidos y Cuba podría cambiar el hasta hoy caótico negocio de la reparación de los "Almendrones", como son conocidos los viejos autos en aparente alusión a que muchos tienen la forma de una almendra.
Para Dairo Tió, quien hace cinco años compró un Buick 1954 y lo arregló para convertirlo en taxi, una apertura del mercado estadounidense podría significar que nunca más deje de trabajar hasta 15 días como le ha ocurrido cuando, por ejemplo, tuvo que cambiar los frenos y esperar a que un "tornero" le hiciera los tornillos necesarios.
"Es bastante complicado", dijo Tió, de 27 años, y quien cuenta que desde hace más de diez años, el auto tiene un motor diésel que era de una planta eléctrica. "El estado no te vende cristalería para estos carros antiguos, no te vende refacciones para estos carros antiguos, todo es hecho artesanalmente".
Recargado en su auto negro, estacionado frente al Capitolio en el centro de La Habana en espera de algún turista, el hombre dijo que hace unos años, por ejemplo, la única manera que tuvo de conseguirle llantas nuevas fue gracias a un familiar que viajó desde Venezuela y se las trajo.
Pero el potencial de un mercado para autopartes usadas como resultado del anuncio hecho por Obama y Castro no está claro aún.
"Hay una enorme demanda contenida en Cuba para las autopartes y carros usados", dijo Michelle Krebs, analista de AutoTrader.com. "¿Algún día se materializará ese mercado? Es muy pronto para decirlo".
Cualquier apertura del mercado requiere, además, que el Congreso de Estados Unidos levante el embargo a la mayoría de las exportaciones a Cuba, lo cual no se anticipa que ocurra rápido debido a la resistencia de varios legisladores y al hecho de que el Congreso que inicia labores en 2015 es de mayoría republicana.
"Yo pienso que se podrían conseguir más rápido piezas, con mejores precios", dijo Raúl Arabí, que compró hace un año su Chevrolet 1952 de lujo, descapotable, que tiene el motor original de seis cilindros.
"Si se abre una tienda específica para esto, mucho mejor", añadió el hombre de 58 años sentado al volante del hoy flamante vehículo rojo cereza que cada día llega hasta el Malecón de la capital cubana en espera de turistas que suelen pagar el equivalente a unos 25 dólares por una hora de recorrido.
Los "Almendrones" se convirtieron hace un tiempo en una de las primeras fuentes de ingresos privados para miles de cubanos que los transformaron en taxis, tanto comunitarios como turísticos.
Y aunque son piezas que a primera vista parecen obras de museo que cualquier coleccionista añoraría, por ahora no parece que una apertura haría de Cuba una nueva fuente de autos clásicos para estadounidenses y otros ricos compradores de ese tipo de vehículos.
"No estoy seguro que uno solo de los carros que circulan en Cuba podría ser traído aquí y mostrarlo en una exposición", dijo Tom Wilkinson, un amante de los autos clásicos de Detroit y quien recientemente visitó la isla como parte de un intercambio cultural.
Para Wilkinson, esos vehículos son interesantes, pero no coleccionables.
"Tienes que admirar qué ingeniosos han sido los cubanos, manteniendo estos carros funcionando y modernizándolos tanto como pueden", dijo en referencia a que han tenido que ser modificados y, por ejemplo, no tienen los motores originales.
De hecho en Cuba la gente considera a los "Almendrones" parte de su patrimonio histórico que si han sobrevivido por más de seis décadas, lograrán subsistir si algún día se levanta completamente el embargo.
"Esto forma parte de la cultura nacional ya", dijo Arabí.
"Forma parte de la cultura que los turistas quieren aquí... y forma parte de la cultura porque los nacionales quieren hacer bodas, quieren hacer quinceañeras en estos carros", añadió mientras enciende el motor para llevar a una pareja de turistas que acaban de subir y esperan recorrer el Malecón en el Chevrolet descapotable color cereza.
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