18 de diciembre de 2014

Arzobispo de Miami elogia la liberación de Alan Gross y cambios hacia Cuba


Mientras que el presidente Barack Obama agradecía al papa Francisco por fomentar las negociaciones entre Estados Unidos y Cuba, líderes católicos recibían con agrado la nueva política de Washington hacia La Habana y la liberación de Alan Gross.

El arzobispo de Miami Thomas Wenski calificó el anuncio de Obama de normalizar las relaciones diplomáticas con Cuba como decisivo en los futuros esfuerzos para promover un cambio en la isla.

“Una política de encuentro y diálogo es mucho más efectiva que una de confrontación”, dijo Wenski a el Nuevo Herald el miércoles, tras el anuncio. “Cuba está cambiando, aunque no con tanta rapidez como quisiéramos, y debemos acompañar al pueblo [de Cuba], que es protagonista de este proceso”.

El miércoles Obama mencionó en su discurso al Sumo Pontífice, quien habría apelado por un diálogo ante los gobiernos de ambas naciones y por la liberación del subcontratista estadounidense Gross.

“En particular quiero agradecer a su santidad, el papa Francisco, cuyo ejemplo moral nos demuestra la importancia de luchar por un mundo mejor, y no solo aceptar el mundo tal cual es”, dijo el Presidente de EEUU.

Por su parte el gobernante de Cuba Raúl Castro también dio las gracias al máximo dirigente de la Iglesia Católica por su intervención, durante un discurso difundido en la televisión cubana al mediodía, la misma hora en que Obama se dirigió a la nación americana.

“Creo que el Papa hizo lo que los papas tienen que hacer, que fue crear puentes”, dijo Wenski. “[En Cuba] La iglesia es donde la sociedad civil está uniéndose de nuevo y organizándose. Espero que haya más apertura para la Iglesia [en Cuba]”.

En un comunicado publicado por la Secretaría de Estado del Vaticano el miércoles, el Santo Padre felicitó la “histórica decisión”.

“La Santa Sede continuará apoyando las iniciativas que las dos Naciones emprenderán para acrecentar sus relaciones bilaterales y favorecer el bienestar de sus respectivos ciudadanos”, dijo en el comunicado.

El padre Juan Luis Sánchez, teólogo cubano e historiador en Miami, consideró a su vez que la actitud de la Iglesia cubana apuesta al cambio.

“La Iglesia ve que el distanciamiento de tantos años no ha logrado mucho”, opinó Sánchez. “Entonces tal vez piensa, lo cual está por probarse, que con este acercamiento se puede lograr algo que no se ha conseguido en más de 50 años, con respecto al espacio que tiene la Iglesia en Cuba y la libertad de movimiento de los cubanos, aunque esto no nos lleva a la democracia”.

Sin embargo, no todos en Miami recibieron la noticia con agrado. Aunque varios líderes y políticos locales dijeron que se alegraban por la salida de Gross, muchos de ellos expresaron su desacuerdo con el canje del subcontratistas por los espiás cubanos de la llamada “Red Avista” apresados en Estados Unidos. También criticaron la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas y de relajar las sanciones hacia Cuba, como viajes y comercio.

Algunas personas expresaron su descontento en la radio local en español, calificando la medida de Obama de “traición e humillación” al “exilio tradicional”.

Al respecto, Wenski admitió que la noticia hiere a un sector de la comunidad cubana en Miami.

“El dolor del exilio es real y tenemos que entender ese dolor”, dijo el arzobispo. “Pero tenemos que crear condiciones para que en el futuro haya paz entre las dos naciones y en los corazones de los cubanos en todos lados del mundo”.

Wenski también opinó que la demografía de los exiliados cubanos ha cambiado en las últimas tres décadas y sugirió que las nuevas generaciones de inmigrantes de la isla favorecerán los cambios.

“Hay que recordar que ahora en Miami la mayoría [de los exiliados] salió de Cuba después del año 1980, y los que vinieron después del 80 van a recibir la noticia con satisfacción”, dijo.

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