27 de noviembre de 2014

RESIDENTES DE FERGUSON LIMPIAN, ESPERAN HAYA CALMA

FERGUSON, Missouri, EE.UU -- Los propietarios de negocios y habitantes protegían sus ventanas con tablas y retiraban escombros el miércoles en un intento de la ciudad de Ferguson por regresar a la normalidad, luego de dos noches de disturbios tras la decisión de un jurado investigador en el caso del joven Michael Brown.

Los manifestantes siguieron efectuando protestas aisladas, incluido un grupo que irrumpió al interior del ayuntamiento de San Luis al tiempo que gritaba "¡qué vergüenza, qué vergüenza!". La policía cerró el edificio y convocó a más de 100 agentes adicionales. Tres personas fueron arrestadas.

Unos 200 inconformes marcharon a través del centro de San Luis y sostuvieron un juicio simulado a Darren Wilson, el policía de raza blanca que mató a balazos al afroamericano Brown, quien estaba desarmado, durante un forcejeo el 9 de agosto.

Mientras tanto, en Ferguson, muchos residentes esperaban que la calma relativa de las horas diurnas se extendiera a lo largo de la noche y hasta el feriado de Acción de Gracias.

Aproximadamente una decena de personas pintaron las tablas que cubrían ventanas de negocios en el centro histórico de este suburbio de San Luis, donde soldados de la Guardia Nacional estaban emplazados a pocos metros de distancia entre sí y algunos vigilaban desde los tejados.

"Este es mi Ferguson, ¿sabes?", dijo Kari Hobbs, de 28 años, mientras veía a Molly Rogers, de 17, pintar "El amor ganará" con letras color rosa brillante sobre una tabla que cubría una ventana destrozada en Cathy's Kitchen, un restaurante que se ubica relativamente cerca del Departamento de Policía de Ferguson.

Las tomas que la gente ve en las noticias "son un trozo tan pequeño de lo que está ocurriendo aquí", afirmó Hobbs. "Hay muchos donativos y acciones de caridad con los negocios que han sido afectados y la gente que ha sido afectada".

Las mesas en Cathy's Kitchen estaban todas ocupadas el miércoles, y en la parte trasera del edificio había una fila para ingresar. A medida que caía una ligera nevada, una mezcla diversa de habitantes, trabajadores que tenían el día libre y periodistas que cubren las protestas disfrutaban una comida previa al Día de Acción de Gracias.

Jerome Jenkins, que maneja el restaurante junto con su esposa Cathy, dijo que nunca sopesó cerrar sus puertas. "Realmente no pensaba si el edificio sería incendiado o no", dijo Jenkins. "Mi esposa y yo esperábamos que fuera dañado... decidimos irnos a casa, y viviríamos con lo que nos diera el destino".

Indicó que fueron los manifestantes los que ayudaron a que su negocio se salvara durante el caos del lunes por la noche, cuando una decena de edificios comerciales fueron quemados hasta los cimientos.

"Los criminales, los saqueadores, como se les quiera llamar: ellos no son manifestantes. Querían cometer actos vandálicos en el lugar", dijo Jenkins. "Y los manifestantes unieron sus brazos y rodearon nuestro sitio y... les dijeron: `No, ustedes no van a poner la mano sobre este lugar'".

La llegada de integrantes de la Guardia Nacional ayudó a hacer que la noche del martes fuera mucho más tranquila, aunque aún hubo 58 arrestos, y los manifestantes le prendieron fuego a un auto patrulla y destrozaron ventanas del ayuntamiento.

Desde que fue anunciada la decisión del jurado investigador, ha habido protestas en otras ciudades de todo Estados Unidos. La mayoría han sido pacíficas, con multitudes que corean "¡manos arriba, no dispares!", una frase que se ha popularizado entre los inconformes. Pero otras han sido menos tranquilas, incluida una en Oakland, California, en la que los manifestantes atacaron varios negocios, y otra en Minneapolis, en la que un automóvil atropelló a una persona que protestaba y se enfiló hacia otras.

Y en Portland, Oregon, la policía utilizó gas pimienta y efectuó arrestos después que unas 300 personas interrumpieron el tránsito de autobuses y del tren ligero.

Wilson rompió el martes su largo silencio al conceder una entrevista al programa ABC News, en la que dijo tener la conciencia tranquila porque "sé que hice mi trabajo correctamente".

El agente de 28 años, que llevaba menos de tres años en la policía de Ferguson, indicó que el incidente que tuvo con Brown representa la primera ocasión en que dispara su arma mientras trabaja.

Al preguntársele si el encuentro se habría desenvuelto de la misma forma si Brown hubiera sido blanco, Wilson respondió que sí.

Los abogados de la familia del joven negro han prometido que buscarán levantar cargos federales contra Wilson. El Departamento de Justicia efectúa una investigación por posible violación a los derechos civiles.

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