Resulta que las palomas pueden ser excelentes detectives del cáncer.
Es poco probable que veas una señal de "Palomas trabajando" en el departamento de radiología o patología del hospital en un futuro cercano, pero los autores de un nuevo estudio publicado en la revista PLOS ONE creen que las aves tienen un gran potencial para realizar pruebas sobre la tecnología de detección del cáncer y que pueden ayudar en la capacitación de los médicos.
Si hablamos en términos de la evolución, los últimos ancestros comunes de los humanos y las aves vivieron hace más o menos 310 millones de años, pero la visión de las palomas es tan efectiva como la de los humanos, si no es que es mejor. Las aves pueden ver más longitudes de onda de luz que nosotros, incluyendo la luz ultravioleta. Y eso es impresionante cuando sabes que sus cerebros son una milésima parte del nuestro.
Estudios anteriores han demostrado que las palomas pueden usar indicadores visuales para dividir objetos en categorías, pueden diferenciar las letras del alfabeto y te pueden reconocer incluso si te cambiaste de ropa. (Quizá es realmente personal si tu auto, o tu cabeza es un blanco de su excremento).
Cuando escuchó sobre esta increíble memoria visual en un segmento de radio, el Dr. Richard Levenson se preguntó, a modo de "picardía intelectual", si podía aprovechar el poder de las palomas para bien. Levenson es profesor y vicepresidente de tecnologías estratégicas en el departamento de patología médica y medicina de laboratorio en el Centro Médico de la Universidad de California-Davis. Él se preguntó "si ellas en realidad pueden trabajar en la patología, que gira en torno a la memoria visual", recordó Levenson.
En otras palabras, ¿sería la proverbial "rata con alas" una buena rata de laboratorio con alas? ¿Acaso las palomas tenían un ojo de águila... mejor dicho, un ojo de paloma para detectar el cáncer en las muestras de tejidos?
Él se puso en contacto con el Dr. Ed Wasserman, un profesor de psicología experimental en la Universidad de Iowa. Él es una de las personas a las que los científicos buscan cuando quieren jugar con la visión de las palomas.
La colaboración fue un éxito. "Funcionó espectacularmente bien", dijo Levenson. De hecho, Ed Wasserman dijo que las palomas respondieron a este desafío visual tan bien o mejor que en muchas otras pruebas".
Para el experimento, ocho aves fueron colocadas en una caja de alta tecnología donde se les mostró una imagen que un científico vería bajo un microscopio, junto con dos cajas. Las diapositivas contenían imágenes relativamente directas de las células cancerígenas, y células que no son cancerígenas, de muestras reales de tejido de pecho. Los científicos entrenaron a las aves para que picotearan una caja si la muestra era maligna, y a que picotearan la otra si la muestra era benigna. Las aves practicaron con 144 imágenes en distintas ampliaciones y cada una obtuvo una bolita cuando picoteaba la caja con la respuesta correcta.
En el transcurso de 15 días de entrenamiento, las aves pudieron encontrar la diferencia, incluso con imágenes que no habían visto antes. Las palomas mostraron un éxito "sorprendente", ya que dieron la respuesta correcta el 85% de las veces. A las aves les fue mejor con imágenes en color que en blanco y negro, pero cuando trabajaban juntas para identificar las imágenes, su exactitud aumentó significativamente.
A las aves no les fue tan bien en la clasificación de densidades o masas sospechosas en las mamografías. En ese caso, las aves en su mayoría usaban la memorización y no fueron tan exitosas en identificar casos nuevos. Los estudiantes humanos sin experiencia también podrían tener dificultades con las mismas imágenes.
La dificultad no sorprende a la Dra. Debra Monticciolo, presidenta de Breast Imaging Commission del American College of Radiology. "A diferencia de ver el corazón o los pulmones, los cuales lucen más o menos iguales (en todos los pacientes), lo que hace que este campo sea increíblemente difícil es que el pecho de todas las mujeres luce diferente con base en distintos patrones de grasa y en distintos patrones de densidad", dijo Monticciolo. "Esa es la razón por la que toma muchos años de experiencia hacer este tipo de trabajo, y es la razón por la que las personas mejoran mientras más imágenes estudian".
Luego de haber estudiado en la facultad de medicina, cuatro años de capacitación en temas de radiología y una residencia aparte de eso, un radiólogo habrá visto cientos de miles de casos antes de que él o ella esté autorizado para hacer lo que podría ser un diagnóstico de cáncer de vida o muerte.
Por lo tanto, Monticciolo no espera compartir su laboratorio con palomas en un futuro cercano, "aunque ellas realmente tendrían una ventaja debido a que trabajan por cacahuates", bromeó. Ella dijo que aprecia este "estudio innovador", no solo porque recientemente regresó de un viaje de observación de aves en Brasil.
Levenson y sus coautores no proponen que las palomas reemplacen a los expertos humanos. Pero los autores sí se preguntan si las palomas algún día podrían ser utilizadas de la forma en la que los algoritmos informáticos se utilizan hoy en día en las pruebas sobre nueva tecnología de diagnósticos médicos, como sustituto de los costosos probadores humanos en las primeras fases del desarrollo.
Además, si las palomas constantemente fallan en las mismas cosas, quizá los humanos en entrenamiento lo harían también. Levenson se pregunta si los autores de los libros de texto podrían usar a las palomas para determinar qué imágenes son más engañosas, y podrían incluir más de esas imágenes para mejorar el entrenamiento.
Y a una escala mayor, añadió, quizá conocer el buen trabajo que las palomas son capaces de hacer mejorará su imagen de relaciones públicas. En lugar de desecharlas por ser una molestia, quizá las personas las apreciarían por sus talentos ocultos.
"Lo que ocurre dentro de su cerebro no es tan crudo como las personas creen", dijo Levenson. "De hecho, ellas podrían tener una vida interior más rica".
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