Hacía falta un temperamento huracanado para llevar
paz al vestuario de la selección mexicana o al menos eso hace pensar la
armonía traída por Miguel "el Piojo" Herrera al "Tri", flamante
octavofinalista en el Mundial Brasil 2014.
Estridente como pocos al transmitir órdenes y
mucho más al celebrar los goles, las caras y gestos del técnico mexicano
lo han convertido en una celebridad mundialista.Esta actitud le ha servido para en unos meses convertir a una selección que se clasificó a última hora para el Mundial en un equipo dinámico, solidario y ofensivo que se ha plantado en la segunda fase con autoridad.
Y aunque no es la primera vez que pasa a octavos, según los comentaristas mexicanos, nunca antes "El Tri" había conseguido siete puntos en la primera fase de una copa del mundo. Lo consiguieron de la mano de Herrera, el volcán puso a México en erupción.
Herrera, de 44 años, llegó como apagafuegos, ya con experiencia en el asunto tras su papel en el América, equipo al que llegó en 2012 para sacarlo de una profunda crisis y ganar el torneo local en menos de un año.
En ese repechaje, Herrera no era ni siquiera técnico oficial. Fue "prestado" por el América, uno de los clubes más populares (y ricos) del país, propiedad del gigante de la televisión Televisa.
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