Arqueólogos que buscaban una ciudad perdida en la jungla de Honduras descubrieron los restos urbanos de lo que creen es una civilización desaparecida, informó National Geographic.
Un escritor y fotógrafo de la revista acompañó a un equipo de científicos a la región Mosquitia de Honduras en búsqueda de una legendaria "Ciudad Blanca" o "Ciudad del Dios Mono".
La expedición fue emprendida luego de que el sistema de escaneo aéreo de detección por medio de luz –conocido como LIDAR– descubriera detrás del bosque tropical lo que parecían ser estructuras hechas por el hombre, dijo National Geographic.
Con la intención de confirmar el descubrimiento, un equipo de arqueólogos estadounidenses y hondureños, un ingeniero especialista en LIDAR, un etnobotánico, antropólogos y productores de documentales entraron en la remota región. Ellos estaban protegidos por las Fuerzas Especiales de Honduras, dijo la revista.
El escritor Douglas Preston dijo que el equipo se formó el 25 de febrero, después de documentar las ruinas de una "cultura desaparecida".
El equipo de National Geographic estaba buscando la legendaria "Ciudad Blanca" o "Ciudad del Dios Mono".
"En contraste con la cercana etnia Maya, esta cultura desaparecida apenas ha sido estudiada y prácticamente sigue siendo desconocida. Los arqueólogos ni siquiera tienen un nombre para ella", escribió Douglas. Los arqueólogos ya no creían en la existencia de una única "Ciudad Blanca", dijo, y en lugar de eso creían que se trataba de toda una civilización con muchas ciudades.
La expedición encontró movimientos de tierra, entre ellos una pirámide enterrada, así como una colección de esculturas de piedra, las que según se cree posiblemente eran ofrendas funerarias.
El arqueólogo Oscar Neil Cruz, del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) calcula que estos datan del año 1.000 al 1.400, escribió Douglas.
Los investigadores fueron recibidos por la vida salvaje que al parecer nunca antes había visto seres humanos y que vagaba sin miedo a través de su campamento.
"Esta definitivamente es la selva tropical más tranquila de Centroamérica. La importancia de este lugar no puede ser sobrestimada", le dijo el etnobotánico Marcos Plotkin a National Geographic.
El equipo dejó sus hallazgos sin desenterrar y están manteniendo en secreto la ubicación exacta del sitio en un intento por evitar saqueos.
Sin embargo, en su artículo, Douglas advirtió que de hecho la zona se encontraba amenazada, debido a la tala ilegal para la cría de ganado a unos 19 kilómetros.
Virgilio Paredes Trapero, director del IHAH, le dijo a National Geographic que el bosque y el valle podrían desaparecer dentro de los próximos ocho años a menos que se tomen medidas.
"El gobierno de Honduras está comprometido con la protección de esta zona, pero no tiene el dinero. Necesitamos con urgencia apoyo internacional".
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