El periodista Damián Pachter, el primero que alertó en su cuenta de Twitter sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman, dijo que abandonó Argentina porque el Estado lo estaba "siguiendo a través de las fuerzas de seguridad".
Pachter dijo que confirmó con dos fuentes que lo seguía un agente de inteligencia y que el tuit de la Casa Rosada con los datos de su vuelo pone de manifiesto la persecución contra él.
La agencia oficial Télam reveló en un artículo la información privada sobre del vuelo de la compañía estatal Aerolíneas Argentinas que tomó rumbo a Montevideo y que tenía reservado un vuelo de vuelta a Buenos Aires para el 2 de febrero. Luego, la Casa Rosada retuiteó una publicación del periodista Gabriel Levinas donde afirma que Pachter llega a este domingo al mediodía a Israel que “está bien y tranquilo”.
Me acaban de informar sobre un incidente en la casa del Fiscal Alberto Nisman.
— Damian Pachter (@damianpachter) enero 19, 2015
"Estimo que podrían pensar que yo tenía más información o podrían querer dañarme", dijo en entrevista con José Levy, el reflexionar sobre las razones.
"Pienso que estaban trabajando en un escenario de suicidio —que de hecho fue la primera tesis que defendió el Gobierno durante las primeras 24 horas; se trató imponer esa visión— y creo que lo que pasó a partir de ese tuit quizá cambió las cosas".
¿Quién estaría detrás de los seguimientos? "Estoy convencido que es a nivel de Estado", dijo Pachter.
Para el periodista, Nisman fue asesinado. "La evidencia demostró que el cuerpo fue movido, que agonizó y que fue asesinado". Pachter asegura que los datos científicos muestran la solidez de la investigación del nuevo equipo médico.
"Yo me estaba escapando con temor real por mi vida".
Pachter señaló que solo regresará a Argentina cuando sus fuentes le aseguren que no corre riesgo su vida.
Damian Patcher, que también es ciudadano israelí, trabajaba en el sitio web delBuenos Aires Herald, un diario centenario que se edita en inglés y que tuvo un fuerte reconocimiento durante la última dictadura militar argentina, ocurrida entre 1976 y 1983, por ser uno de los pocos medios locales que se animó a denunciar las violaciones a los derechos humanos durante esa época.
El diario, luego de pasar por varios dueños, pertenece ahora a la editorial Amfin, la misma que edita el diario económico Ámbito Financiero, un medio que no se caracteriza por las críticas al gobierno nacional.
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